domingo, 12 de mayo de 2013

Diez días en Chile.

Hola de nuevo. Ha pasado ya cierto tiempo desde la última entrada en el blog, la razón es que las circunstancias de la vida me han obligado, como desgraciadamente a mucha gente muy preparada en estos momentos, a buscarme las habichuelas lejos de mi hogar, concretamente en Chile.
El último mes en casa transcurrió entre preparativos y despedidas varias, y el día 2 de mayo después de un vuelo eterno de más de 13 horas, me planté en Santiago de Chile.

Santiago de Chile no es una ciudad bonita, situada en un gran valle rodeada de altas montañas, por un lado los Andes y por el otro la cordillera de la costa,  tiene un grave problema que es el tráfico y la contaminación, por su situación se forma una gran txapela de contaminación y en ese sentido me recuerda al Bilbao de hace 20 años.



Pero Santiago también es una ciudad con mucho movimiento y vida, que encierra lugares con muchísimo encanto, como la plaza de armas, el rincón más bello que he visitado hasta el momento.

Aprovechando el sábado me dirigí a un vivero de bonsais en Santiago. Chilebonsai. Y las instalaciones y los árboles me dejaron un poco frío, nada que ver con lo que estamos acostumbrados, aunque si tenía algunas cosas interesantes.

Según entrabas se encontraba un pequeño jardin con bambú, arces y una pequeña cascada, quizás el rincón más bello del vivero, por allí andaba revoloteando un colibrí que me recordo al petirrojo de Sopelana.

 


Una de las cosas que más me llamo la atención era la gran cantidad de olmos chinos que tenían, procedentes de Mistral. Los sustratos que usan son muy turbosos, sin atisbo de los sustratos típicos que solemos usar, akadama, pómice, kiryu...
Por lo que me comentó el trabajador del vivero que me lo enseño, no hay cultura del bonsai en Chile y los conocimientos son escasos, por lo que lo mejor es usar sustratos que retengan el agua y que no haya que regar mucho, porque la gente se olvida de regarlos.

En Santiago el clima se puede asimilar al mediterráneo, aunque estamos en otoño, las temperaturas durante el día pueden pasar de los 20 grados y el sol aprieta de lo lindo, por lo que los arces apenas otoñan y las puntas de las hojas se les queman, teniendo un aspecto un poco lastimoso.


Otra cosa es el precio de los árboles y de los cursos de bonsai, para hacerse una idea este ficus que en nuestros vivero o centros comerciales podría costar unos 60 euros, aquí tenía un precio al cambio de 390 euros. Y un curso avanzado sale por 1000 euros.


 El empleado del vivero me comentó acerca de especies locales, había algunos similares a los olmos y a los tejos, q no me acuerdo del nombre. También había ombús y ceibas.



También se podían encontrar mirtos, higueras, juniperos, loniceras...En general sin trabajar y muy desgarbados, sin un estilo definido. Pero sin duda lo que más ha llamado mi atención y que sin duda más juego va a dar, en cuanto me ponga a trabajar, ha sido la estantería con plantoncillos, loniceras, bojs, arce aplmatum, serissas variegadas, muy interesantes para trabajar como mame.

 Lo del alambre es otro tema aparte ya que no se vende, en general, y aunque se puede conseguir, el alambre de aluminio es más caro que el de cobre, algo curioso, pero aqui en Chile si algo no falta es Cobre.

Un saludo y hasta otro momento.